A todos los distinguidos maestros y maestras de nuestra querida Diócesis de Tula:

Con ocasión del “Dia del Maestro” los sacerdotes y su servidor, Juan Pedro, Obispo de Tula, les saludamos y les felicitamos de todo corazón, porque la hermosa y delicada tarea que desempeñan en la formación y educación de niños, adolescentes y jovenes, colaborando con los padres de familia, sería algo inalcansable.

El fin del proceso educativo es la formación de la persona. Una persona humana creada para ser amada y para amar. Un amor inseparable de la verdad. Esto exige del educador, ser más que un mero transmisor de informaciones, ha de ser un sincero buscador de la verdad y alguien dispuesto a dar  lo mejor de si mismo. Educar entregando el corazón y su vida en esta nobilísima vocación.

Apostar en este tiempo por la educación y formación integral de las futuras generaciones es una tarea prioritaria de todos. Sin embargo en esta acción educativa, ustedes queridos maestros, son actores de primer nivel, educando en la verdad, la justicia, la libertad y la paz.

Entendida así esta vocación, tendriamos que decir:  La educación es una tarea sagrada, porque sagrada es la persona. La persona es el fundamento y destino de toda política y acción educativa. Ella es el parámetro y la norma para realmente verificar si la educación es verdadera.

En esta maravillosa era digital, vivimos ya en un mundo marcado por la “inteligencia artificial”. Debemos saber utilizarla en nuestros procesos educativos, buscando siempre la mayor perfección de las personas, lo cual se mide por la capacidad de relacionarse bien con los demás, como hermanos. El gran reto es: humanizar la “inteligencia artificial” y no esperar que las máquinas nos humanicen.

Queridos maestros; hacemos votos para que sigan siendo sembradores de buenos principios en el corazón de cada alumno y hagan de cada uno de ellos, buenas personas y excelentes ciudadanos para el progreso material y espiritual de nuestra querida Patria.

Reciban con cariño un fuerte abrazo y nuestra oración por ustedes. Dios les bendiga y la Virgen María de Guadalupe, los cuide y los acompañe en sus labores magisteriales.  

Mons. Juan Pedro Juárez Meléndez

IV Obispo de Tula