Marzo es y será siempre el mes referente para Tula, La Ciudad de Los Atlantes, este girón semiárido enclavado en uno de los valles al centro del territorio de México.
Desde sus orígenes en la época prehispánica, en su calendario de dieciocho “meses” con veinte días cada uno, la etapa correspondiente a la primavera actual comprendía desde la preparación del itzalli (frijol y maíz) hasta la fiesta de las flores, pasando por la fiesta de los señores y la gran fiesta de los señores.
Recordemos que nuestros antepasados disponían tiempo y recursos para comunicarse con el universo según las estaciones del año y los movimientos de los astros (entre ellos nuestro planeta, claro está) y por eso tenían profunda significación las aperturas de los solsticios y de los equinoccios, como el de la primavera.
La Conquista trajo para Tula el largo y sinuoso proceso de evangelización a cargo de los frailes franciscanos que sentaron las bases de la comunicación entre un Dios bueno y amplios grupos sociales desposeídos.
De esta manera, la iglesia catedral y su convento franciscano, construidos en el siglo XVI, son consagrados a San José, el patrono de la iglesia universal, cuya festividad se celebra el día 19 de marzo.
Pocos hechos están consignados fidedignamente en Tula durante los años de La Guerra de Independencia, la República, los Imperios (el de Iturbide y el de Maximiliano), La Reforma y La Revolución.
Aisladamente se habla de una visita y pernocta en Tula del escritor José Joaquín Fernández de Lizardi.
El más relevante de esos acontecimientos históricos es, sin duda, la creación del propio Estado de Hidalgo el 16 de enero de 1869 durante el gobierno de Benito Juárez, de quien se celebra su nacimiento en todo el país.
El festejo, que coincide con el inicio de la primavera, hace despertar cierto especial énfasis en la entidad hidalguense y en Tula, por haber sido Juárez el creador del estado.
Más tarde, la época post revolucionaria volvió los ojos del centro hacia muchos lugares de diversas regiones, entre ellas Tula, ya dentro de la consolidación del país moderno que se estaba construyendo.
De manera que los sucesivos gobiernos surgidos al institucionalizarse el movimiento armado de 1910-1917, emprendieron paulatinamente algunas acciones que marcaron el desarrollo de la pequeña villa de Tula.
Hay evidencia de alguna visita específica del presidente Lázaro Cárdenas del Río a la plaza principal de Tula, el mandatario que en 1938 habría de decretar la expropiación petrolera un 18 de marzo y que más tarde otros gobiernos decidirían establecer aquí una de las seis grandes refinerías con que hoy cuenta el sistema petrolero nacional.
Las autoridades gubernamentales han impulsado las obras para continuar con la construcción de la planta coquizadora en esas instalaciones de Petróleos Mexicanos (PEMEX), y se ha registrado una importante reactivación de la economía local-regional.
Claro que esto ha traído también un impresionante aumento paralelo de la actividad delincuencial, que está obligando a la población a normalizar los crímenes.
Marzo, el mes de Marte (dios de la guerra), es un mes crucial para la ciudad y municipio de Tula; 2022 llega a esa fecha cuando se cumplen seis meses de la inundación con aguas negras que causó daños a la vida humana, daño psicológico, perjuicio contra la salud, la seguridad y el patrimonio de cientos de familias, miles de personas, sin que nadie se haya hecho responsable.
Es el mes en que es puesto en marcha el nuevo aeropuerto, ubicado en las inmediaciones de la base militar de Santa Lucía a pocos kilómetros de la capital de Hidalgo, Pachuca, y de la propia ciudad de Tula.
Es el mes en que, por vez primera, se ha corrido un maratón, dentro de las populares fiestas religiosas, cívicas, culturales, artísticas y deportivas de Tula. Marzo de 2022 todavía tiene mucho que decirnos. A ver.