El complejo conflicto interno entre dos grupos de socios cooperativistas de la empresa fundada el 2 de noviembre de 1931 parece encaminarse hacia su solución.
El largo y doloroso proceso que ha impactado a la población regional y al país entero, en más de una de sus aristas, dejará damnificados. Alguien tendrá que perder.
El pleno del Cámara de Diputados del Congreso de la Unión ratificó un acuerdo de la Junta de Coordinación Política por el que se exhorta al Poder Ejecutivo del estado de Hidalgo para que, conforme a sus atribuciones, coadyuve en la solución del conflicto interno de la Cooperativa La Cruz Azul S.C.L., en el municipio de Tula.
Tendrán que ser las partes involucradas, el grupo que está a cargo de la Planta Hidalgo bajo las indicaciones de Federico Sarabia Pozo y el grupo a cargo del resto del corporativo cooperativista que dirige Víctor Velázquez Rangel, quienes acepten o no la mediación del gobernador Julio Menchaca en la posible mesa de negociaciones y acuerdos para destrabar el conflicto que ya genera pérdidas millonarias para los socios, sus familias y en entorno social de Tula.
La participación del ejecutivo ya probó sus buenos oficios de mediación en la crisis de la estatal UAEH, aunque la rectoría y los propietarios de la institución impidieron un encuentro tripartita.
El gobernador Julio Menchaca recibió, atendió y apoyó a los estudiantes inconformes, e hizo sentir la mano de la institución gubernamental con los actores que cometieron actos fuera de la ley, en tanto ciudadanos.
Con esa referencia, los representantes de las partes en pugna dentro de La Cruz Azul, deben mostrar disposición para sentarse a negociar, con la mediación del gobierno del estado, entendiendo que las agendas opuestas, por los intereses que defiende cada uno de los bloques, tendrán que hacerse flexibles.
Si desaprovechan esta oportunidad y se endurecen con acciones radicales en uno u otro bando, lo que les espera es al menos una década más de agonía para la planta Tula.
Llegó el tiempo. Si quieren.
