Mis influencers favoritos

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Aunque en el mundo de las redes sociales hay ciertos parámetros y características para que una persona pueda considerarse influencer, la realidad es que casi cualquiera por puro gusto propio así se puede autodenominar.

Con frecuencia estas figuras se encargan de proyectar aspectos donde predomina la difusión de sus hábitos (saludables o no), las personas con las que se relaciona y los lugares que frecuenta. El truco es sencillo: una selección de imágenes o videos en donde solo se observe lo mejor de su material. (Las camas destendidas, los corazones rotos y las deudas casi no aparecen, pero cuando lo hacen, es por supuesto que con los ‘cuidados ‘ que se requiere).

Una de las características de las redes sociales es que su revolución comienza echando para abajo reglas, normas, y retando a añejas leyes. Es el inicio de una nueva manera de vivir en donde además hay que entender que nos atenemos a una nueva normatividad flexible y que se reinventa todos los días.

Debo admitir que más de una nueva figura mundial de las que están rompiendo las redes me atrae, sobre todo porque representa el acceso a contenido que ni en sueños hubiéramos podido tener hace unos 20 años, cuando bastaba con la charla de los padres o tíos, las clases de la escuela, algún material consultado con la ayuda de Encarta o Prodigy Tortuga y, claro, los irremplazables libros.

El arte de brillar utilizando las herramientas que ofrecen las redes sociales siempre invita a desconfiar con respecto a la distancia que existe entre el personaje (que es el producto que se ofrece y vende en línea) y la persona (que es quien ocupa un lugar en una casa, una familia y una comunidad).

Perdóneme si me leo como reportero de la vieja escuela (como orgullosamente me considero), pero a estos nuevos influencers a nivel de persona les creo de poco a nada, aunque esto no quiere decir que no aproveche la inmensa cantidad de información valiosa que deberíamos consumir hasta por obligación del personaje. Un viaje largo desde la persona hasta el personaje.

Pero entonces ¿a quién le creo? ¿Quiénes serían los influencers favoritos de este no tan viejo periodista con posturas clásicas? ¿Qué características deberían tener ellas o ellos? Tal vez este ejercicio que hoy les comparto les sirva para que ustedes también contesten estas preguntas.

Aquí enlisto algunos aspectos que para el juglaramadis son determinantes a la hora de considerar a alguien un verdadero influencer:

Debe ser congruente, privilegiar el tiempo y los momentos con su familia, procurar tener finanzas sanas -lo que no quiere decir que sea exclusivamente rico o millonario-, que tenga amplio criterio para respetar las opiniones de los demás y debatir si fuera necesario, que sea solidario y generoso pero que no tenga que salir en la foto para reportarlo al mundo.

Debe saberse humano que comete errores y que llega a tener vicios y tiene distracciones. No pretende ser el salvador del mundo y mucho menos es mosquita muerta sino que por el contrario, es justo esa postura mundana la que le permite estar más cerca de quien lo necesita y contribuir, de inicio, con el ejemplo.

Finalmente menciono dos características importantes: la primera, que  debe tener un gran respeto y cercanía a Dios y la segunda que, cuando menos una vez en la vida hayas convivido con él o con ella para darte cuanta de algunas características que se maquillan o se filtran en redes sociales.

Algunos de mis influencers están aquí, muy cerca, y otros me dictan palabra por palabra de este y otros textos desde el cielo.

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