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Tula de Allende es uno de los municipios de Hidalgo más mencionados por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en sus conferencias mañaneras, toda vez que hacia la capital tolteca apuntan varios proyectos de grandes dimensiones como la instalación de una 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐫𝐞𝐧 𝐌é𝐱𝐢𝐜𝐨-𝐐𝐮𝐞𝐫é𝐭𝐚𝐫𝐨 𝐲 𝐞𝐥 𝐬𝐚𝐧𝐞𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐚𝐠𝐮𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐫í𝐨 𝐓𝐮𝐥𝐚, entre otros.
¿Es Tula, entonces, prioridad para Hidalgo y para México? En esos contextos, según los mensajes de líderes de los gobiernos estatales y federales, sí. Ya se cocina una visita especial de la presidenta de México a territorio tulense para exponer detalles de las macro inversiones que anunció en este mismo territorio desde su campaña política y que ya tiene avances.
Hay esperanza en las localidades del sur hidalguense de que estos proyectos impulsen a la región que demanda mejores condiciones de vida, en todos los sentidos. Entre la sociedad también hay dudas e incertidumbre que van desde lo político hasta lo técnico y esa visita presidencial vendrá a dar claridad a propios y extraños.
En una tierra defraudada y engañada por siglos es común que se genere desconfianza, pero de manera natural se vibra un ambiente esperanzador, tras haberlo perdido todo. La gente está cansada de los conflictos y las desgracias; no solo desea, sino que merece un presente y futuro mejor.
Dentro de la gran mayoría que anhela un mejor ambiente, un mejor futuro, es común ver a personas y familias enfocadas en sus gustos, sus trabajos, que se alejan y en muchos casos repelen el ambiente político en cualquiera de sus formas y colores.
Hay minorías, por otra parte, que son indiferentes y otras que se enfocan en entorpecer con todos los mecanismos en que les es posible, justa o injustamente, el quehacer público y privado que represente en menor o mayor medida un avance para Tula. Siempre hay una justificación, una acción, un dicho, un argumento, sustentado o no, para entorpecer.
Ante la efervescencia pública hay que fortalecer la voz de la gente que genuinamente con argumentos pide, solicita y exige. Reprobar a agitadores estériles pero fortalecer doblemente a quienes no se quedan en el acto de exigir, sino que hacen y suman, que de estos ciudadanos hay muchos en Tula.
Y en una postura sensata y equilibrada, también reconocer cuando hay voluntad para ceder y sumar por parte de funcionarios públicos. En recientes manifestaciones pacíficas generadas por vecinos de La Mora, Rojo del Río en el centro, y Xochitlán de las Flores, en Tula, algo hubo de esto.
En el caso de Xochitlán, los manifestantes que no solo vieron al presidente municipal, sino que también expusieron sus demandas ante el gobernador Julio Menchaca recibieron recientemente a las autoridades locales encabezadas por el alcalde Cristhian Martínez y hubo acuerdos para avanzar de manera coordinada. Ha sido una señal de respeto y trabajo en la que gana Tula.
Por otra parte, los manifestantes de La Mora, que cerraron la calzada Melchor Ocampo para solicitar adecuaciones en su fosa séptica, fueron atendidos y las labores avanzan. Se aclaró que previo al movimiento no se había hecho llegar alguna solicitud por escrito, ante lo cual, se aclararon los mecanismos pertinentes. Hubo diálogo, acuerdos y trabajo, lo que habla bien de la comunidad y la autoridad. Bien por Tula.
En atención a vecinos inconformes de la calle Rojo del Río en el centro de Tula, se generaron cambios a la vialidad, con lo que se avanza en las acciones coordinadas para beneficio de la población. El diálogo sigue abierto y se percibe voluntad para resolver pendientes, hay ganas de ver a Tula mejorando. ¿La empresa de transporte AVM también tiene ganas?
Ante un municipio necesitado de nuevos escenarios que den pie al progreso, estos gestos de consenso y trabajo coordinado por parte de las comunidades y sus autoridades hablan bien de una sociedad que está cansada del conflicto y busca soluciones. 𝐀 𝐫𝐞𝐝𝐨𝐛𝐥𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐟𝐮𝐞𝐫𝐳𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐢𝐬𝐢ó𝐧 𝐦𝐚𝐝𝐮𝐫𝐚, 𝐜𝐨𝐧𝐜𝐢𝐥𝐢𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐲 𝐝𝐞 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨. 𝐐𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐓𝐮𝐥𝐚.




