Por @Fernando Ávila Báez
Cuando de pedir recursos gubernamentales para hacer frente a sus compromisos financieros con los académicos y trabajadores de la estatal Casa de Estudios, los dueños de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, encabezados por Gerardo Sosa Castelán, son capaces de advertir sobre paros de actividades e incluso ejecutan acciones de suspensión como ensayos para presionar y obtener sus exigencias.
En cambio, cuando se ha tratado de transparentar el origen, manejo y destino de los fondos con los que se sostiene la institución, cada miembro de la comunidad está amaestrado para defender la autonomía como la condición más elevada entre los universitarios.
Este histórico “sí, pero no”, acreditado sobradamente por los hermanos Sosa Castelán, quienes se han apropiado de la universidad desde hace décadas y desde ella han influenciado importantes decisiones de orden político pasando de un color partidista a otro, sea en el PRI como en el PAN o en MC, y ahora en Morena.
En los siguientes días veremos hasta dónde están dispuestos a llegar los actores de esta trama que cambia de nombres en Palacio de Gobierno, pero que en la UAEH sigue teniendo el mismo sello sosista, siempre con resultados a favor del denominado Grupo Universidad, en lo político y en lo financiero.
Por cierto, llama la atención que las nuevas autoridades gubernamentales en el sector educativo no ha encontrado nada extraño o irregular en el complejo sistema de las universidades e institutos de educación superior, algunas de las cuales estrenaron por estos días nuevas organizaciones sindicales.
Estamos a muy poco de ver si hay novedades o si en ese ámbito del conocimiento y de la ciencia las cosas seguirán iguales.