A un mes del inicio de la gestión gubernamental en Hidalgo, ya bajo la bandera de la 4T enarbolada por Julio Menchaca Salazar, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador ha hecho una visita oficial.
El lugar: la refinería “Miguel Hidalgo” ubicada en Tula-Atitalaquia. El objetivo: supervisar los avances en los trabajos de la planta coquizadora, el nuevo gigante petrolero mexicano que, junto con la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, será una de las insignias del lopezobradorismo.
El sitio, como la visita misma, estuvieron llenos de simbolismo.
El encuentro AMLO-Menchaca, que fue visto en todos los medios a nivel nacional, ha sido por demás cordial, efusivo.
Para algunos, el ambiente al interior de la enorme planta petrolera tenía escondidas bajo la alfombra las inquietudes de los trabajadores sindicalizados que en tiempos recientes dicen que han visto amenazado su contrato colectivo y sus intereses como gremio.
Decenas de ciudadanos comunes se acercaron a las puertas de la refinería para saludar, tomarse la foto o entregar una petición al mandatario.
Un grupo de cooperativistas de La Cruz Azul planta Hidalgo concurrieron a pedir la intervención presidencial y tuvieron de viva voz una respuesta simple, sencilla, clara, contundente y cierta: “lamento mucho que estén pasando por este problema interno, ojalá se resuelva pronto”.
Así la visita a Hidalgo, primera del nuevo gobierno estatal, del presidente de México cuya popularidad se sostiene en el país y se afianza entre los mandatarios a nivel global.