Fue costruído para que las vías del ferrocarril pasaran por arriba del cauce del Rio Tula. Todavía quedan restos de su emblemático color anarajando, que ha ido perdiendo la batalla contra el óxido y es conocido como El Puente de Fierro.
Además del paso del ferrocarril, el reto siempre fue utilizarlo -sobre todo para el peatón- y durante una época entera, alrededor de los años sesenta del siglo veinte, sirvió para conectar a la comunidad de San Lorenzo, lejana en aquellos entonces, con el centro de la ciudad.
Hoy está convertido en un verdadero icono de la ciudad.
En 2023, tras los incidentes de la inundación de septiembre de 2021 y con las obras de revestimiento del Río Tula, el puente negro más que ser referencia ferrocarrilera es una referencia peatonal, pues diario caminan por el sitio miles de personas que se trasladan de la zona centro hacia el polígono donde se ubica el palacio Municipal y otros puntos comerciales y habitacionales de gran importancia en la capital tolteca.
Durante muchos años los habitantes de Tula caminaron y pasaron en bici, moto y hasta a caballo por este puente peligroso y viejo, pero muy funcional, para los locales y sus traslados diarios a pie.
Con las obras que desarrolla el Gobierno Federal en el Río Tula, se colocaron tablas y malla para dar mayor seguridad a peatones y actualmente luce como se aprecia en las fotografías.
