De la catástrofe al mega hospital: IMSS Tula

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Este reportero presenciaba la escena en el que un camión cargado con tanques de oxígeno no pudo llegar a la Clínica del IMSS de Tula la madrugada del 7 de septiembre de 2021, debido a la inundación. Era el momento en el que el Río Tula escupía con furia agua negra por una rejilla ubicada a un costado de las instalaciones de Grúas Díaz, sobre la Calzada Melchor Ocampo.

En el lugar de los hechos, las corporaciones comenzaron a hablar de personas sin vida al interior de la Clínica 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social, se trataba -según primeros reportes- de enfermos de Covid 19, quienes perdieron la vida por falta de oxígeno y es que los equipos que dependían de la energía eléctrica para funcionar y, por tanto, para mantener vivos a pacientes, colapsaron tras el apagón general y luego de la planta de emergencia del complejo.

El reporte oficial indicó que fallecieron 14 personas durante la inundación, 16 si se considera a dos pacientes que perecieron horas antes y por motivos distintos. De las 14 víctimas dos eran mujeres y 12 hombres, con un promedio de edad de 61 años, según informó el IMSS, que dirige Zoé Robledo Aburto.

Por motivos de Protección Civil cerró la Clínica del IMSS en Tula y se generó una nueva crisis, por si la pandemia y la propia inundación fueran poco. Ahora los derechohabientes se tuvieron que trasladar a clínicas ubicadas en Ciudad Cooperativa Cruz Azul, Tepeji, o las improvisadas instalaciones que el Instituto habilitó en la antigua casona de la céntrica calle de Atanasio Bernal. Nada volvió a ser como antes.

El 13 de marzo de 2023 un grupo de inconformes, vinculados a las mismas agrupaciones que se apostaron el año pasado frente a Palacio Nacional en la ciudad de México para exigir mejores condiciones de vida tras la inundación, se manifestaron en el centro de Tula para pedir que se reinstale la Clínica del IMSS Tula.

Los quejosos expusieron las incomodidades que resultan de la atención en las provisionales instalaciones, como la larga espera en filas a pleno rayo del sol o las carencias que se registran para atender emergencias o dar seguimiento a tratamientos de enfermedades crónico degenerativas, que derivan con frecuencia en la instrucción de visitar otras clínicas.

El mega hospital que viene

Se cumplió un año y medio tras la catástrofe y el anuncio de la construcción de un nuevo hospital que no tiene precedentes en la zona. Será en esta primavera cuando comience a operar el nuevo complejo hospitalario que se construye en los terrenos de la fallida Refinería Bicentenario, según me confirman fuentes al interior del Instituto.

Al menos en el papel todo parece indicar que la espera habría valido la pena, pues el hospital en construcción que se ubica en un polígono con superficie de 169 mil 593.83 metros cuadrados ubicados en territorio del municipio de Tlaxcoapan ampliará la capacidad instalada de ocho a 10 consultorios en la Unidad de Medicina Familiar, que sería la primera en abrir al público para posteriormente dar el banderazo de arranque de actividades al área de especialidades.

Además, me comentan fuentes oficiales, el Hospital General de Zona 5 incrementará la atención para pacientes de 45 a 144 camas, se pondrán en marcha cinco consultorios de la estrategia denominada Prevenimss, se contratarán a más médicos especialistas para atender la demanda actual y la demanda futura, se contará con servicio de cuidados intensivos a neonatos, pediátrico y adultos, y se ofrecerá a derechohabientes servicio de diálisis y tomógrafo.

Lo que convierte a este mega hospital (mega hospital de acuerdo a la atención básica a la que hemos estado acostumbrados históricamente en la zona) en un complejo sin precedentes es, entre otras cosas, la incorporación de nuevas especialidades, pues ahora contará con atención para 34 entre médicas y quirúrgicas, cuando antes únicamente se contaba con el servicio de nueve.

En el papel todo está dado: la inundación habría traído consigo la decisión política de construir un nuevo hospital que cumple con las necesidades de una región que crece a paso firme, ahora solo falta esperar que del prometedor papel salte a la realidad el correcto funcionamiento del nuevo complejo que deberá complementar la magna obra con los procesos administrativos y sanitarios de primer nivel que la región de Tula requiere y merece.

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