Por Fernando Ávila Báez
2023, que técnicamente parecería un año de descanso electoral, tendrá -sin embargo- el nada despreciable proceso para renovar la gubernatura del Estado de México.
Todo el país se pregunta si también en la entidad mexiquense ha llegado el fin de la era político gubernamental priísta.
Todo indica que así será, cuando el domingo 4 de junio los votantes elijan entre Alejandra Del Moral Vela y Delfina Gómez Álvarez, para definir a la octava gobernadora en el país.
La elección mexiquense tiene lugar mientras avanza la sucesión presidencial en la que las “corcholatas” del Presidente se mueven por todo el territorio nacional y mientras una oposición reagrupada en torno al PAN anda buscando candidato o candidata.
En los hechos, es apenas un ejercicio de calentamiento para la madre de todas las elecciones: 2024.
Nuevas figuras provenientes de la vida civil, del mundo empresarial o de entre los partidos políticos comienzan ya a aparecer para tomar lugar en los procesos internos, en el juego de la comunicación política y, finalmente, en la disputa por el poder.
Habrá nuevo o nueva Presidente o Presidenta de la República, nuevos integrantes del poder legislativo federal, diputados y senadores ( todavía 500 y 128 respectivamente, hasta hoy).
30 nuevos diputados locales y 84 nuevos presidentes municipales, entre hombres y mujeres, en el caso del estado de Hidalgo.
Nombres ya hay, entre nuevos perfiles, figuras de media carrera y rostros muy conocidos.
Para el Senado, por Hidalgo, de donde han salido los últimos dos gobernadores de la entidad, están anotados por Morena Abraham Mendoza Zenteno y Natividad Castrejón, por el PAN Gloria Romero, por el PRD Manuel Hernández Badillo y Héctor Chávez, por el PRI Jorge y José Antonio Rojo, y Carolina Viggiano. Además de Francisco Xavier Berganza y Cuauhtémoc Ochoa.
Algunos ven más, algunos ven menos, pero nadie puede decir que los mencionados están en el juego.