Interesante coincidencia la que se presentó en Hidalgo, cuando justo al arranque de la contingencia por Covid-19, el Médico Marco Antonio Escamilla Acosta renunció a la Secretaría de Salud hidalguense, que encabezó desde el inicio de la actual administración.
Resulta que cuando todos los momios estaban en contra, en medio de una crisis que ha marcado ya a la historia mundial, el área que parecía no tener rumbo con la inminente salida del Doctor (por motivos de salud), se vio fortalecida e impulsada con estrategias puntuales aclamadas en el escenario nacional.
El adiós de Escamilla Acosta marcó el inicio para que la Secretaría de Salud hidalguense viviera sus mejores momentos, por diversos factores que hacen que hoy pocos o nadie extrañe al galeno con destacada carrera profesional y política.
En la crisis, la Secretaría de Salud hidalguense encontró un nicho para destacar, primero con el hospital inflable destinado a la atención de casos de coronavirus -días antes de que apareciera el primer caso confirmado-, luego la puesta en marcha del denominado Operativo Escudo -mediante el cual se ordenó la suspensión de actos públicos y la instalación de cámaras térmicas en puntos estratégicos de alta afluencia- y finalmente el envío de expertos en la materia a Europa para aportar conocimiento y rutas de mejora en atención a la pandemia.
La Secretaría de Salud podría ser una de las dependencias estatales con mejores resultados frente a la contingencia si mantiene la labor constante que hasta el momento ha ofrecido, mientras que la salida de Escamilla Acosta nos recuerda que nadie es indispensable en una organización, que el trabajo en equipo vale más que cualquier destello de talento personal y que, por más que duela, el olvido llega más temprano que tarde, como ahora, que pocos o nadie extraña al Doctor Marco Toño.
