Ya se les fue el tren a los presidentes municipales de la región Tula Tepeji, como a todos los de Hidalgo. Ninguno de los grandes pendientes que debieron haber resuelto en cuatro años y que en este momento siguen igual o peor que cuando iniciaron sus gestiones se van a resolver, para desgracia del ciudadano, del municipio, y de la Administración misma.
Si no se logró poner orden en el comercio ambulante, seguridad pública, la eficiencia en servicios públicos, la modernización en procesos administrativos, le adelanto que ya no se va a lograr en los próximos días. La pandemia ha sido y sigue siendo la última oportunidad para brillar de su presidente municipal, así que disfrútelo disfrazado con careta, gafas y cubrebocas; disfrútelo agitando la mano abordo de una unidad que ofrece serenata a las mamás, disfrútelo en redes sociales como la máxima figura de su municipio.
La labor eficiente -o no- que desarrolló el alcalde para enfrentar y contener al coronavirus será también uno de los factores que evaluará en las urnas el ciudadano y es que en la región sur de Hidalgo vimos de todo: el que actuó relativamente a tiempo y puso el ejemplo, el que encontró en la epidemia otra oportunidad más para posar en la foto, y el que hasta este momento no acaba de comprender en qué consiste el nuevo coronavirus. De todo tenemos.
Tras el periodo de contingencia, a los presidentes como a sus equipos, solo les quedará tiempo para dejar más o menos ordenadas las finanzas y esperar a que la historia les otorgue el lugar que les corresponde, pero para brillar, esta pandemia ha sido la última oportunidad. Hasta la vista.
