Por: Fernando Ávila Báez
Pocos hablan abiertamente de las guerras intestinas que se viven en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que recién el 2 de octubre ha cumplido once años de creado como partido político.
En la escala nacional, las expresiones morenistas se han centrado en tres de las cuatro figuras que toman parte en la carrera presidencial.
Ricardo Monreal técnicamente ha sido relegado, todo indica que la sucesión se definirá entre la favorita del presidente Claudia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard, quien ayer 10 de octubre cumplió 63 años.
Los gobernadores morenistas, que ya son mayoría, han recibido la indicación expresa de hacer todo lo que sea necesario para ganar las elecciones federales de 2024.
Ante eso, los mandatarios han comenzado a enfrentar las tempranas disputas dentro del morenismo, pensando en los cargos, dentro del gran paquete que estará en suerte.
El nuevo gobernador de Hidalgo Julio Menchaca, ubicado en el tercer sitio dentro de los mandatarios estatales con mayor reconocimiento y liderazgo entre sus gobernados, tiene frente a sí la lucha sorda que ya se libra dentro del morenismo.
La batalla actual incluye deshacerse de los adversarios congéneres y eso pasa por los alcaldes. El linchamiento político, social, partidista y mediático al que se ha sometido al presidente municipal de Nopala de Villagrán Luis Enrique Cadena García (quien la noche del lunes 10 acudió a la sede del gobierno estatal en busca de clemencia) es el tono del capítulo que viene en este proceso: de la divergencia a la saña.