LA NOCHE DE HIDALGO EN LA 4T

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Por Fernando Ávila Báez.

En México, ya no son los tiempos de antes. En Hidalgo tampoco.

Lejos quedaron las rondas de acercamiento político al poder presidencial en el viejo sistema.

No obstante, la comunicación de Plaza Juárez al Zócalo de la CDMX, de Palacio de Gobierno a Palacio Nacional, pasa hoy por buenos momentos.

Poco a poco se han ido desmantelando los rituales que marcaron varias épocas dentro de la política clásica posrevolucionaria y dentro del ciclo neoliberal; pero Hidalgo ha sabido adecuarse.

En aquellos los tiempos del partido hegemónico, de “la dictadura perfecta”, los políticos de Hidalgo disfrutaban de posiciones en primera fila: primero Javier Rojo Gómez de Huichapan, después Alfonso Corona del Rosal de Ixmiquilpan, luego Humberto Lugo Gil, Jorge Rojo Lugo y Adolfo Lugo Verduzco, también de Huichapan.

No eran testigos, eran protagonistas de la historia patria moderna como lo habían sido sus antecesores en la Independencia, en la Reforma, en la Revolución.

El histórico desplazamiento de la enorme clase política y su cúpula por un pequeño grupo de tecnócratas neoliberales, a partir de 1985, marcó el hito: la política como negocio, los negocios en la política. Hidalgo le entró.

Con los años, poco a poco la figura presidencial decayó, fue perdiendo su impacto desde Ernesto Zedillo, se convirtió en una caricatura con Vicente Fox y perdió toda su magia para quedar en ruinas con Enrique Peña Nieto, considerado el presidente más corrupto de toda la historia. Ahí estaba Hidalgo.

De manera que la figura presidencial que encarna Andrés Manuel López Obrador, el símbolo de La Cuarta Transformación (4T) está llena y rodeada de todo eso: añoranzas, atinos, envidias, venganzas, torpezas, yerros; y ahí está Hidalgo.

Primero, el confinamiento de la expresión político partidista del PRI en el Congreso, diputados federales y senadores que en otro tiempo y en otras circunstancias hubieran sido luminarias políticas, no pintan.

A cambio, la 4T abrió espacios para que otros políticos de Hidalgo, bajo lo colores de Morena, pudieran brillar desde las cámaras del congreso local y del congreso federal; pero no les alcanza, hoy apenas se sabe de dos o tres acciones de elemental supervivencia política, destellos tibios. Nada.

Al inicio de la gestión del actual régimen presidencial estalló el escándalo de La Estafa Maestra en donde varias universidades locales fueron exhibidas por su participación en fraudes millonarios. Juan de Dios Nochebuena Hernández, uno de los “iluminati” con 182 millones de pesos, anda amparado y libre desde enero de 2020. Nada.

Arturo Herrera Gutiérrez, de Actopan, es hoy el secretario de Hacienda del gobierno federal, tiene en sus manos el manejo de las finanzas nacionales y todos los días amanece en la sombra de una inminente separación del cargo, dicho por los propios y por los extraños de la 4T. Para unos lo ha hecho bien, para otros no. Nada.

Su enemigo cantado Gerardo Sosa Castelán, que se aliara por conveniencia a Morena y que ahora busca los brazos del PT como efecto del desencanto por el desamparo de la 4T, a pesar de su contrato con ella, tiene las cuentas da la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) revueltas con las suyas propias y congeladas por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) bajo sospecha de operar recursos ilícitos.

La maquinaria universitaria ha entrado a operar, como en los viejos tiempos cuando la presión y el chantaje a los mandatarios redituaba dividendos: una carta del rector al presidente AMLO para exigir la destitución del titular de la UIF, Santiago Nieto, y miles de docentes y estudiantes posteando en redes sociales una incomprensible defensa de Sosa. Nada.

Y en los últimos días de mayo, otra vez Hidalgo: la UIF, según informaron diversos medios nacionales, congeló cuentas de los Hermanos Guillermo y Alfredo Álvarez, así como de su socio Víctor Garcés, de La Cruz Azul, por supuesto lavado de dinero y delincuencia organizada en operaciones por 1200 millones de pesos en distintos países. Nada.

Nubes oscuras sobre el cielo del estado de Hidalgo en los tiempos de la 4T, cuando los picos más altos del riesgo de contagio aún están por llegar -aunque la gente ya ha comenzado a salir a la nueva normalidad- y cuando está sobre la mesa la fecha del domingo 2 de agosto para realizar elecciones de ayuntamientos.

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